domingo, 30 de mayo de 2010

Planto sobre Layo moribundo

Tú no eres el responsable del catálogo de mis desgracias. Eso sería atribuirte demasiado peso en mi persona. Tampoco eres artífice de mis escasas gracias. Ésas, aunque suene egocéntrico, las he construido por mí mismo y en oposición a lo que tú representas. No. Tú y yo sabemos que tenemos algo pendiente y que, ese algo, no se solucionará hasta el día en que estés dentro de una muy escogida caja de pino. Ese día volverá la paz a mi vida y el esplendor perdido a mi casa. Ese día, negro para ti, todo me quedará en blanco. Y descuida, no me verás descompuesto. Jamás. Me verás enfundado en el más esplendoroso de los duelos; sobrio y lujoso a un tiempo. Pareceré el mismísimo Petronio, arbiter elegantiae. No se verá nunca cosa semejante. Todo dolor será fingido y mi satisfacción será terrible, a la par que admirable. Cuando te caiga encima el primer peso, me has de recordar y, en recordándome, revisarás cada uno de los agravios que he sufrido, cada uno de los sapos que me he tragado y cada una de las culebras que, por tu causa, me han mordido. Y, al hacerlo, recordarás que no podrás volver a repetirlo. Será entonces cuando empieces a arder. Y eso sí que se repetirá. Siempre.

viernes, 28 de mayo de 2010

Incornazione alla francese

Ha sido una semana extraña; más extraña de costumbre. Primero, al borde del éxtasis; ahora, al borde del llanto. Como veis, puedo superar con creces los límites de lo kitsch. Me pierdo. La semana comenzó, paradójicamente, el martes pasado con una llamada de teléfono. Al parecer, Fernando se dignaba a presentarse. Una invitación y un beso nos pone a Fernando todavía más cerca. Mi incontinencia verbal regresaba. La increíble L'Incoronazione di Poppea y su duetto entre Nerone y Lucano, sometidos a Eros, que no a Amor, dotan a todo lo anterior de musicalidad y poesía. Como ellos, exulto y, en medio de mi exultación, me voy perdiendo. Y en perdiéndome, todo prosigue, deprisa, entre requiebros cruzados. Mi yo, más estúpido y ciego de lo habitual, se ilusiona. Me vuelvo a perder. Dura poco. Pronto salgo de mi bucle o, más bien, me sacan de él. Sabia decisión. Y aquí estoy de nuevo, escribiendo mientras escucho viejas canciones francesas. Lo kitsch y lo tópico vuelve a aparecer, yo sigo tan perdido y todo suena tan bien en francés. ¿Dónde se habrá metido Fernando?

miércoles, 26 de mayo de 2010

Varia


Mientras espero a mi Fernando, creo que escribir es una buena opción. Isabel nunca hubiese hecho lo mismo. Asesinar a tus hermanos y rechazar a cuatro pretendientes requiere mucho tiempo y esfuerzo. Por suerte o por desgracia, yo carezco de hermanos a los que envenenar y de pretendientes a los que rechazar. Por tanto, estoy libre de tan gravoso y terrible esfuerzo.

Como digo, a diferencia de nuestra "catoloquísima" reina, voy a ir cubriendo, año a año, mes a mes, semana a semana, día a día, entradas en este blog, que no será otra cosa que el catálogo de mis escasas gracias y mis abundantes desgracias. De esta manera, no me ceñiré, como es usual, a un tema determinado. No. Eso sería más provechoso para vosotros, sabio y prudente público, pero menos divertido para mi. Mi vida es varia, nada me es ajeno y todo me interesa. Todo; desde el bacilo de Koch a la catedral gótica. Variedad de abarcarlo todo y no apretar nada.

Veremos en qué deviene todo esto. ¿Permitirá mi escaso dominio de las nuevas tecnologías mantener este espacio? ¿Lograré que mis delirios os interesen? ¿Continuaréis leyéndome? ¿Quién sabe? A mi me encontraréis mientras aquí, esperando.