domingo, 12 de diciembre de 2010

El ataque de la zorra borracha


Sí, hijos sí. Ya lo decía Plinio el Viejo antes que uno, "In vino veritas, in aqua sanitas". En otras palabras, el alcohol es enemigo de la mentira y el agua, insípida e incolora, es siempre nuestra mejor aliada. Si no la confundimos con ginebra, claro... Y todo esto os lo confieso ahora, recién levantado, resacoso, tras una borrachera indecente.

No me podía ni imaginar que iba a acabar en ese estado. La tarde había comenzado con flores rojas, chocolate y bizcochos. Siguió con gente, escaparates y lucecitas. Pero, de repente, vi, aterrado a la par que admirado, como las copas de cava sucedían a las de lambrusco y como, al final, todo acababa regado con vodka.

Entonces pasó lo irremediable, apareció la verborrea. Es cierto. Cuando estoy borracho soy menos estirado, pero también soy más irónico, más cínico y, sobre todo, no soy capaz de callar ni debajo del agua. Así, acabo contando intimidades jocosas o tirándole los trastos a uno de mis mejores amigos. ¡Qué indecencia! En fin, menos mal que, al final, siempre se resuelve todo de la misma manera, encuentro un lagarto, lo llevo a un parque y acabo llorando cuando lo tengo que dejar. Sí. Uno puede convertirse en una zorra borracha, pero siempre será una zorra sensible.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Delirios de una zorra mártir


Queridos míos, es inevitable. Ni siquiera los más ilustrados podemos escapar al fango del sentimentalismo. Yo que, de manera tan elegante, había sido la zorra provinciana, la zorra intelectualoide e, incluso, la zorra pérfida, me he convertido en la zorra mártir. Es curioso, a la par que mudable, el divertido mundo de las zorras. Bollos y pastas a parte, soy una hermana de la caridad. Es triste, pero tengo que admitirlo.

Cómo he llegado a este estado, de dulce masoquismo, es algo que todavía no logro comprender. Habré de pensar en ello. Quizá sea que me he tornado vulnerable, débil y tendente a un estúpido optimismo antropológico. Eso ha de ser. Cuánto mal ha hecho Rousseau. No seáis nunca zorras optimistas, hedonistas o estoicas; sed siempre zorras cínicas.

La cuestión que se me planeta ahora es recuperar mi sitio natural en nuestro zorresco ecosistema. Volver a ser quien era, abandonando mi monjil abnegación y tomando las riendas del carro. Probablemente un poco de diversión me ayude. Necesito ser un tanto frívolo. Decididamente, un poco de frivolidad matará a esta triste tarta de crema revenida que soy. El dulce me ha empalagado. Me duele el estómago.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Cosas que son

- ¡Qué triste!
- ¿El qué es tan triste?
- Es triste, Fernando. Ahora te irás. Yo me quedaré aquí, sólo, oliendo la camiseta que te has dejado, mientras doblas la esquina y te pierdes en la ciudad.
- ¿Qué otra cosa podría pasar?
- Es cruel... Las camiseta y las sábanas me huelen a ti. Tengo mucho frío.
- Lo sabías desde el principio. Ambos lo sabíamos. Estábamos avisados.
- Es cierto, me habías avisado. No he podido evitarlo, Fernando. Me he dejado ir.
- ¿Qué podemos hacer? ¿A dónde quieres ir? Tú diriges.
- Es paradójico... En un símil musical, eres tu quien tiene batuta, partitura y me mira desde el podio.
- ¿Qué quieres entonces?
- Es ridículo... Quiero más.