jueves, 6 de enero de 2011

Habría que pensarlo


- ¿Qué tal estás?
- Estoy triste, Fernando.
- Triste... ¿Por qué?
- Estoy triste porque yo estoy enamorado de ti, tú sigues enamorado de Jacobo y la vida es una mierda.
- Lo sabías desde el principio.¿No es cierto?
- Es cierto; me habías avisado. No estoy enfadado contigo, Fernando, solo conmigo. Yo me he dejado caer y ahora todo ha terminado. Me he estrellado contra el suelo.
- ¿Todo ha terminado?
- Sí. Me he enamorado de ti y ahora estoy sufriendo. Sufro cada vez que te vas por las mañanas, dejando únicamente tu olor en mis sábanas. Me muero de frío.
- Entonces, ¿qué propones? ¿Qué quieres hacer?
- Creo que, por un tiempo, tenemos que dejar de vernos, Fernando. Necesito asumir que no me quieres y convencerme de que solo seremos amigos.
- En otra ocasión, un chico, como tú, me dijo eso. No volví a saber más de él. Y ahora lo mismo contigo ¿Por qué?
- Todo eso pasa porque no somos adultos, Fernando. Somos como niños. Después de jugar, siempre acabamos tirándonos de los pelos.
- Es posible. No lo sé, habría que pensarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario