lunes, 30 de mayo de 2011

Il trionfo del tempo




Me decía una amiga ayer que es curioso que celebremos los cumpleaños, pues celebramos que nos acercamos más a nuestro final. Es como si festejásemos que la vida se nos va escapando poco a poco. Me decía también ayer alguien especial que nuestra vida es música. Sólo es plena cuando llega a su fin y, cuando acaba, irremediablemente, se desvanece.

...

No volveré a ser joven


Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma, Poemas póstumos, 1968

...



Georg Friedrich Händel, Il trionfo del tempo e del disinganno, "Tu del ciel ministro eletto"

Debora York
Concerto Italiano
Rinaldo Alessandrini

viernes, 27 de mayo de 2011

Planes para un fin de semana

- Dormir. Al menos ocho horas cada noche. Levantarse antes de las nueve y media debería estar prohibido.

- Comer. Pollo con almendras, tortilla de patatas, guiso de guisantes, parmigiana de berenjena. Delicioso.

- Leer. Purga de Sofi Oksanen, José y sus hermanos II de Thomas Mann.

- Escuchar música. Le nozze di Figaro en el Teatro Real y, en mi habitación, Barenboim, Zukerman y du Pré tocan el Trío del Archiduque.

- Ir al mercado. Después de una semana trabajando bien merezco un kilo de cerezas y una bolsa repleta de albaricoques.

- Ir de compras. Una perfecta camiseta marinera y un sombrerito de paja me esperan. El verano ha llegado a la corte.

- Pasear. Feria del Libro en el Retiro y domingo en el Barrio de Salamanca.

- Hacer deporte. Una hora corriendo al día es la cura perfecta a cualquier exceso gastronómico.

- Festejar. Venticuatro años. Horror, horror, horror...


Ludwig van Beethoven, Trío para piano en si bemol mayor, op. 97, "Trío del archiduque"

Pinchas Zukerman, violín
Jacqueline du Pré, violonchelo
Daniel Barenboim, piano

viernes, 20 de mayo de 2011

À rebours


En su obra La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social (1977), Elisabeth Noelle-Neumann explica por qué, en la época de la comunicación de masas, los individuos deciden expresar o, por el contrario, callar sus pensamientos. Noelle-Neumann pensaba que había dos tipos de opiniones, las estáticas y las cambiantes. Con respecto a las primeras, el individuo puede optar por manifestarse de acuerdo con ellas o permanecer aislado. En tanto a las cambiantes, si el individuo cree que el cambio coincide con sus opiniones personales las expresará. Si no está de acuerdo, optará por permanecer en silencio.

Quien os escribe, como el personaje de Huysmans, prefiere ir a contracorriente y no verse absorvido por la espiral de silencio. Ayer, un buen amigo me decía que no tengo edad para pensar, debo luchar, actuar. Asimismo, me decía que mi razonable y tranquilo individualismo de nada sirve. La fuerza está en la masa. Ésa es ahora la opinión mayoritaria. Y yo me niego a pensar así. Por una parte, antes de actuar, prefiero pensar en cuáles serán las consecuencias de mis actos. No hacerlo, supone convertirse en un ser manipulable o, peor aún, en un salvaje que se mueve únicamente por aquello que le apetece en cada momento. Por otra parte, la palabra masa me retrotrae a los años treinta, apesta a fascismo y comunismo, me parece abobinable. Pertenecer a una masa nos hace perder nuestra individualidad, nuestro propio juicio e, incluso, nos lleva a perder el control. No. No he luchado tanto para ser diferente como acabar ahora perdido en un tumulto.

Con todo esto que acabo de decir, perspicaces vosotros, pensaréis que no estoy de acuerdo con lo que está pasando estos días en Madrid. Erráis. Bueno, erráis en parte. Me parece muy legítimo lo que esa gente pide, oportunidades, regulación, limpieza... Sin embargo, lo que no me parece legítimo es la forma en la que se pide. No se reclama todo esto desde la claridad de las ideas, a través de un razonamiento tranquilo. Se hace desde la suciedad y crudeza de las vísceras. A pesar de ello, se justifica en función de una idea más importante, todo debe cambiar. Estoy de acuerdo. El problema es que, si los cambios no se producen utilizando los cauces del sistema actual, todo cambiará para que todo siga igual. Aún así, me gustaría saber qué pensará de esto Carlos III, tan despóticamente ilustrado. Subido a su caballo, lleva tiempo contemplando espectáculos similares. Habré de preguntarle.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Esperando a Tatiana Dimitrevna


Queridos míos, inaugurando lo que puede ser un ciclo internacional, esta semana me he tornado en una zorra pro-rusa. Sí hijos, sí. Y yo me pregunto qué sabéis vosotros, ilustrados lectores, de la Federación Rusa. Efectivamente. Ese país donde vive gente maravillosa y, en el tema de política, ha habido algunos cambios. Miss Melilla 2011, cráneo privilegiado, dixit. Pues bien, frivolidades a parte, os voy a explicar qué tengo yo con Rusia.

Esta semana he descubierto que me encanta la literatura rusa. Dostoievski siempre me ha gustado, aunque, secretamente, he de decir que lo encuentro un poco gris, un poco pelma. Sin embargo, recientemente, me he encontrado con Tolstói. La lectura de Ana Karenina me esta dejando impresionado. Ojalá pudiese vivir yo un adulterio como ese. Tanto es así, que el volumen de casi medio kilo me acompaña a todas partes. Por las noches, acompañado del Concierto para violin en re mayor de Tchaikovsky, provoca un placer inenarrable. Deliciosamente ruso.

Sin embargo, lo que pone la guinda al pastel, es la inminente llegada a la Corte y a mi pequeño convento de la que podemos llamar Tatiana Dimitrevna, substituta temporal de una de mis compañeras de piso, a quien, cafetera y gas encendidos a parte, adoramos. Dicen que es de fiar, pero ¿quién sabe? Me llaman alarmista, pero yo estoy convencido de que nos va a llenar la casa de horteras cantantes armenios, terroristas chechenos o, peor aún, de camorristas albano-kosovares. Los rusos y su proberbial solidaridad con otros pueblos eslavos... En fin, para cubrirme las espaldas, tendré que acabar por hacerme amigo del señor Putin o devoto del señor Lenin. Sí eso último haré. Al fin y al cabo, el rojo soviético siempre me ha sentado muy bien.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Dionisio contra Apolo


Podría ser en Palermo, en el siglo XII. Roger II se ve arrastrado por un culto nuevo, por un dios desconocido. También podría ser cualquier ciudad actual. Una acomodada pareja burguesa se ve amenazada por una nueva ideología, en la que sexo y drogas son los protagonistas. Esta idea de contemporaneidad es lo que Krzysztof Warlikowski, director de escena del último montaje de la ópera Król Roger, quiere transmitir al público del Teatro Real.

Król Roger fue compuesta por el compositor polaco Karol Szymanowski y estrenada en Varsovia en 1926. El libreto, elaborado por el compositor y su pareja Jaroslaw Iwaszkiewicz, se basa en Las Bacantes de Eurípides y en El nacimiento de la tragedia de Nietzsche, así como en las propias experiencias de Szymanowski en Sicilia y el norte de África. Al igual que en la obra del filósofo alemán, en la ópera aparece constantemente la lucha dialéctica entre equilibrio y desequilibrio, cristianismo y paganismo, Eros y Tánatos, Dionisio y Apolo. Ello provoca en todo momento una gran tensión en la psicología de los personajes, que se expresa en unas melodías que nos recuerdan a Richard Strauss, Stravinsky y Debussy.

Valiéndose de este material, el director de escena, convirtiéndose en autor, superpone una nueva creación. En ella logra agrupar muchas de las manifestaciones artísticas de las últimas décadas. Así nos encontramos con una obra de arte total, donde tiene cabida el teatro, la música, el cine, el videoarte, la danza y la instalación. Warlikowski logra una obra más que provocativa, provocadora, que se burla del conservador teatro alla italiana y se complace en sus abucheos. Una incomprendida y barroca delicia para los sentidos.

Król Roger
Karol Szymanovski (1882-1937)
Dirección musical de Paul Daniel
Dirección escénica de Krzysztof Warlikowsy
Del 25 de abril al 14 de mayo en el Teatro Real.


domingo, 1 de mayo de 2011

Ideas impertinentes


- Sabes que Bach te hace recordarme.
- Sus variaciones me recuerdan a ti y me ayudan a dormir.
- Las Variaciones Goldberg se compusieron en 1741 para ayudar a dormir a un conde.
- Lo sé, Fernando.
- Tú, mi pequeño histérico, no eres un conde. Eres sólo un simple.
- Otra vez... ¿Por qué no te olvidas de mi?
- Creo que deberías invertir la pregunta. ¿Por qué tú no te olvidas de mi?
- Yo intento olvidarme de ti, trabajo en ello todo el tiempo, Fernando.
- ¿Pero?
- Pero apareces todo el rato. Cuando suena Bach, Tchaikovsky o Strauss, ahí estás. Escondido detrás de toda la música que escuchamos juntos, detrás de cada cosa que aprendí de ti.
- Y entonces recuerdas mis caricias, mis abrazos y mis besos. Sí, ya me sé todo ese cuento. Quizá deberías dejar a Bach y todas esas ensoñaciones de zorra sentimentalista. Sin duda harías dormir al conde, eres tedioso.
- Tus caricias fueron cortas, tus abrazos débiles y tus besos fingidos. No hay mucho que recordar. Al fin y al cabo, nunca has existido realmente. Te idealicé, eres sólo el sueño de un idiota, una triste idea.
- Una idea que te atormenta.
- Un tormento de idea, Fernando.