
- Sabes que Bach te hace recordarme.
- Sus variaciones me recuerdan a ti y me ayudan a dormir.
- Las Variaciones Goldberg se compusieron en 1741 para ayudar a dormir a un conde.
- Lo sé, Fernando.
- Tú, mi pequeño histérico, no eres un conde. Eres sólo un simple.
- Otra vez... ¿Por qué no te olvidas de mi?
- Creo que deberías invertir la pregunta. ¿Por qué tú no te olvidas de mi?
- Yo intento olvidarme de ti, trabajo en ello todo el tiempo, Fernando.
- ¿Pero?
- Pero apareces todo el rato. Cuando suena Bach, Tchaikovsky o Strauss, ahí estás. Escondido detrás de toda la música que escuchamos juntos, detrás de cada cosa que aprendí de ti.
- Y entonces recuerdas mis caricias, mis abrazos y mis besos. Sí, ya me sé todo ese cuento. Quizá deberías dejar a Bach y todas esas ensoñaciones de zorra sentimentalista. Sin duda harías dormir al conde, eres tedioso.
- Tus caricias fueron cortas, tus abrazos débiles y tus besos fingidos. No hay mucho que recordar. Al fin y al cabo, nunca has existido realmente. Te idealicé, eres sólo el sueño de un idiota, una triste idea.
- Una idea que te atormenta.
- Un tormento de idea, Fernando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario