lunes, 11 de abril de 2011

Complejo de Polícrates


Polícrates fue durante el siglo VI a.C. tirano de la isla egea de Samos. Aunque accedió al poder mediante un golpe de Estado, las obras públicas de su gobierno mejoraron ostensiblemente el nivel de vida de su pueblo. Todo ello henchía de felicidad a Polícrates. Sin embargo, al mismo tiempo, le hacía tremendamente infeliz. Temía que los dioses sintiesen envidia de él y le castigasen. En definitiva, Polícrates sentía miedo de su propia felicidad.

Como el tirano griego, quien os escribe siente un poco de temor ante su pequeña primavera. Todo me está saliendo muy bien. En septiembre llegué a la Corte sin nada. Era casi un perdido. Ahora tengo un trabajo estable, unas prácticas estimulantes e ilusionantes, encargos puntuales y, no menos importante, sigo tan delgado como siempre. Se puede decir que soy un poco feliz. A pesar de ello, me inquieta que, tras esta felicidad, pueda esconderse una desgracia que venga a equilibrar la balanza. ¿Qué tengo que perder para que todo siga como siempre?

A pesar de todo, trato de convencerme de que el temor es infundado, de que tal equilibrio es una superstición, de que va a ser siempre como ahora. Inútil. Ya lo dice la sabiduría popular, tan folclórica ella, lo que sube, por fuerza, ha de bajar. A esperar toca...

2 comentarios:

  1. Ten cuidado, porque tú subes como la marea...y yo bajo como la tensión.

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  2. Como la marea, panta rei ;) Y además todo puede ser imprevisible. Entonces, ¿de qué sirve pensar en lo que vendrá? A veces cuanto menos se piensa más feliz se es.

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