jueves, 7 de abril de 2011

Exultante barroquismo


Como sabéis todos los que habitualmente prestáis atención a mis desvaríos, uno es una persona muy barroca. Sí, tremendamente barroca. No sólo por mi gusto por todo lo artificioso, sino también porque, con tremenda facilidad, paso de un afecto a otro. Así, la más profunda melancolía, con rapidez pasmosa, puede tornarse en la alegría más exultante.

Últimamente, mis queridos lectores, estoy en la fase de alegría exultante. Hoy me he dado cuenta. Generalmente, el jueves es el día en el que me muero de cansancio y maldigo mi triste suerte. Sin embargo, hoy mientras pedaleaba hacia mi trabajo alimenticio de las tardes, me dije a mi mismo, "Mi pequeño histérico, vuelves a ser tú de nuevo". Desde mi regreso a la Corte en septiembre, no había vuelto a tener esa sensación, esa idea de que la vida va rodando hacia el objetivo marcado. Ahora veo que mi esfuerzo conduce a algún sitio. Ya no estoy perdiendo el tiempo atendiendo esperanzas vanas.

Sin embargo, lo que me hace exultar todavía más es que he conseguido llegar a este sentimiento por mi mismo. Hasta ahora, he buscado que reconozcan mis méritos, que me estimen, que me quieran... En definitiva, ser feliz a través de otros. Ahora, sin Fernando a la vista, puedo decir que estoy a gusto conmigo mismo y sí, soy un poco más feliz. ¿Será el sol, serán los primeros calores? No lo sé, pero ojalá mi pequeña primavera dure para siempre.


2 comentarios:

  1. tú ya no eres barroco, tú eres rococó (bis).

    P.D. He escrito un nuevo poema.

    ResponderEliminar
  2. Pues me encanta ser rococó, me veo tan Luis XV últimamente...

    ResponderEliminar