
- Es curioso...
- ¿Qué es lo que te suscita tanta curiosidad?
- El estado lamentable en el que has acabado, Fernando.
- ¿Lamentable?
- Sí, estás como yo hace tiempo, enamorado, perdido. Es muy gracioso
- Ahora vienes a regocijarte en mi desgracia.
- No, Fernando. Sólo diré que la venganza es algo muy dulce y yo me estoy empalagando.
- Eres cruel.
- Nuestros diálogos se han tornado. No me hagas reír, Fernando. Te están haciendo lo que te mereces. Te están haciendo pasar por lo mismo que me hiciste tú pasar a mi.
- Te hice sufrir...
- Sí, Fernando, me hiciste sufrir. Sin embargo, ver que eres humano, ver que estás sufriendo tu ahora, me hace levitar de puro placer. Ahora sabrás qué es jugar a los amores desiguales.
- ¿Desiguales?
- Desiguales. En los que uno se enamora y el otro se burla. Son muy recomendables para los de tu especie.
- Te burlas.
- No me burlo de vosotros. Después de hacerme reír, acabáis por darme un poco de lástima. De tanto jugar a los títeres, al final, os acabáis enredando con las cuerdas. ¿Podrás tú escapar de los nudos?
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